Ya se huele a semana Santa, un momento que me aterra. Nunca he sido muy seguidor de esta celebración pero desde que conocí a mi mujer, que le encanta, una manera de sobrellevarlo es hacer fotos. Ahora, después de 25 años, cuando llega este momento y con algo de pesar, me siento obligado a estar ahí fotográficamente.
El pasado lunes volví a ir al Traslado del Cristo de la Humildad, en el Santuario de la Virgen de la Victoria, momento interesante que desde hace ya unos años marca ese comienzo.